Nuevos paradigmas | Una visión a los desafíos actuales, la juventud y su preponderancia indiscutible

Por Matías Sebely (*)

 

Identidad. Una palabra que tiene que ver no solo con una cuestión legal que puede ser nuestro nombre o un número de documento sin que encierra mucho más. Una de las definiciones que más me gusta usar es la que la define como el rasgo que se considere decisivo para la formación y cambia según las culturas y periodos históricos. No es menor, yo creo (y veo) que nuestra provincia viene desarrollando su identidad porque el contexto, básicamente demográfico, lo va formando.

 

Somos una provincia joven, con mucha gente joven y las proyecciones en el tiempo muestran que proporcionalmente la franja etaria por debajo de los 40 años es por demás significativa. Un dato que nos viene marcando y nos obliga a quienes tenemos un poquito más de edad mirar atentamente como lo vienen haciendo varias políticas de estado que apuntan a la innovación y sobre todo a la ruptura de viejos paradigmas que han quedado obsoletos casi “devorados” por las nuevas realidades.







 

Empecemos diciendo que muchas veces cometemos el gran error de desperdiciar la fuerza, el ímpetu, el ser resilentes con esa mal llamada rebeldía que es una impronta propia desde adolescentes. Los que nos creemos adultos muchas veces pretendemos decirles a los jóvenes que ese fuego interno de querer llevarse todo por delante, esa necesidad imperiosa de no quedarse quieto tiene que ver dar con sus indecisiones y su inmadurez. ¡Qué gran error estamos cometiendo!

 

Yo creo en fortalecer aún más cada una de esas acciones que llevan adelante los jóvenes porque tienen que ver fundamentalmente con la construcción de su propio camino.  Estos quehaceres de un joven sin inhibiciones, sin tapujos, libre de todas las ataduras que muchas veces nos va poniendo la sociedad con el correr de los años le permite soñar y quien más que ellos para sentir que pueden ir un paso más allá.

 

Para estos nuevos años de vida que vamos a transitar los misioneros yo soy un convencido que deberemos aprender nosotros “los grandes”, que muchas veces creemos y decimos que tenemos que educarlos y encausar, y así como yo seguro muchos escucharon estas casi proclamas sociales que los grandes o adultos deben estar para apuntalar o mostrarle la senda, yo estoy convencido que es momento de una gran disrupción, es momento del gran cambio de paradigmas porque para quienes aún no se han dado cuenta: todo ha cambiado.

 

Las sociedades han cambiado ese pensamiento unísono, esa idea de tener una visión única para darnos la libertad de tener pensamientos cuando mas no sean binarios, entender que el absolutismo no es otra cosa que una posición en si misma pero los que creemos que debemos construir un nuevo mundo, no solo post pandemia, sino preparados para todo lo que venga debemos aceptar variables y razonamientos amplios.

 

Vale decir con toda la fuerza en este momento de nuestra lectura que una visión única ya no existe y que, como ya lo dijimos, necesariamente este tiempo que nos viene nos lleva a un pensamiento binario para romper con los viejos modelos y uno de esos añejos paradigmas que tenemos que romper es la visión de que la palabra de un adulto es más valorada contra la inexperiencia de la palabra de la juventud.

 

Lo que quiero decir y debemos entender todos, es que no es a los jóvenes a quienes debemos cambiar sino la visión de los adultos sobre ellos, pero no solo porque yo lo diga sino, si quieren buscar una excusa o un pretexto, porque ahí están las soluciones del futuro inmediato y mediato.

 

Veamos un poco justamente lo que acabo de decir sobre que somos nosotros los grandes, los que tenemos que salir de las estructuras de querer enseñar a los jóvenes, es todo lo contrario, tenemos que mirarlo y aprender porque ellos nacieron en esta nueva era, ellos nos miran ya de otra forma de como nosotros mirábamos a nuestros mayores porque nacieron en la era digital y conviven en ella desde el vientre de su madre. Parafraseando la vieja frase de que los bebés traían “un pan bajo el brazo”,  estos nuestros jóvenes de hoy trajeron una conexión de wifi.

 

Con esta casi nueva forma de vida también ellos se comunican de otra manera, usan la tecnología de otra forma, no le tienen miedo a los nuevos desafíos, porque la tecnología va avanzando a pasos agigantados que te obliga a eso y los obliga a no tener miedo a nuevas cosas.

 

Solo veamos que hasta hace algunos años atrás nos comunicábamos vía un chat que se llamaba Hotmail, seguro algunos mayores se acordarán, después vinieron los mensajes de texto a través de los celulares, los correos electrónicos y después llegaría la revolución en la era del facebook, donde subíamos y subimos todas nuestras vivencia, donde nos contamos las cosas que nos pasan  y pese a ser algo de lo que podríamos considerar nuevo ya ni siquiera es usado por la franja etaria que está por debajo de los 25 años.

 

También se nos vino la mensajería instantánea, como WhatsApp pero los jóvenes que ya encuentra su forma de comunicación digital a través del Instagram donde nos vamos mostrando en todo momento nuestra vida y donde conviven lo comercial y social, o hasta lograr una cita con alguien a través de Snapchat.

 

En definitiva, lo que quiero decir es que si comparamos los que tenemos algunos años más con esta nueva generación, en realidad no somos nosotros los que tenemos que mostrar, sino que nosotros tenemos que mirar el camino que siguen los jóvenes, tenemos que verlos.

 

Hagamos un ejercicio de ver las cosas como se nos va presentando y preguntemos ¿a quién de más de 40 o 50 años no le pasó en su momento que tuvo que pedir a su hijo a su nieto que le haga un trámite a través de alguna página oficial o del banco? Porque de un momento a otro, y aunque nos resistamos, la era digital ya está aquí, nos atravesó y nuestra vida misma se maneja a través de una aplicación.

 

Misiones tiene esencia de emprendedor, los propios inmigrantes lo eran y con el contexto que casi era la nada misma en los montes y picadas ,forjaron pueblos y comunidades.

 

Los nuevos emprendedores, lo que harán la diferencia en nuestra tierra colorada, sin lugar a dudas están entre nuestra gurisada.  Aprendamos a verlos y ayudarlo a encausar esas ideas porque eso va a construir, no tengo dudas, nuestra identidad.

 

 

(*) Abogado, procurador y desde hace algunos años empresario de una star-up distinguida en distintos foros y eventos.
En 2010 fue elegido como uno de los 10 jóvenes sobresalientes de Misiones por la JCI (Junior Chamber International), en 2018 como Jóven Empresario de Misiones por la Confederación Económica de Misiones (CEM) y en 2019 como uno de los Emprendedores del Año de la República Argentina. En el año 2011 asumió como Director Ejecutivo del hospital de su ciudad y desde 2016 preside la Fundación Alimentos para el Mundo siendo la base para desarrollar un emprendimiento sin precedentes en la región.

Fundador de la marca De La Finca, que dirige junto a su esposa. Producen verduras hidropónicas y alimentos saludables para toda la familia.

De espíritu inquieto y emprendedor, e permanente formación académica, y también escritor. Su último libro fue «El éxito del fracaso». 

Convencido de la sinergía público -privada para el desarrollo local, asumió un nuevo desafío político, asumió como Concejal de Leandro N. Alem por el Bloque Ciudad Emprendedora.

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