Tiempo bisagra

(*) Por José María Arrúa.

 

Concluyendo una vez más un año atípico, nos queda sobre lo vivido, reflexiones atípicas por correlación directa.

 

Dadas las circunstancias actuales, a diciembre de 2021, podríamos decir que después de tanta espera, el Turismo ha iniciado favorablemente su tiempo de recuperación luego de la abrupta y larga caída generada por la pandemia.







 

El inicio del año 2021, fue aún confuso. Todavía respirábamos incertidumbre a pesar de las reaperturas graduales. La llegada de la vacuna, fue sin dudas, un punto de inflexión que brindó tranquilidad; y la vacunación masiva del sector turístico (que alcanzó al 100% de los trabajadores para el mes de julio) y que tuvo una amplia adhesión del pueblo misionero con el correr de los meses, dieron seguridad a los visitantes y operadores, que aumentaron poco a poco, y fueron estabilizando poco a poco la situación.

 

Siempre supimos, y siempre dijimos, que a pesar de las asistencias que el Estado brindó durante la pandemia, la recuperación real del Turismo, sólo se daría con la llegada de turistas. Promediando el segundo semestre de 2021, pudimos vislumbrar fines de semana con hoteles llenos, restaurantes repletos, un Parque Nacional Iguazú que recuperaba su promedio diario de visitantes, líneas aéreas que reforzaban sus frecuencias, y muchas otras muestras que nos permitían avizorar que el tiempo de recuperación había comenzado.

 

Por lo que podemos prever, tendremos verano muy positivo, colmado de visitantes nacionales, e internacionales. No podemos dejar de advertir, que el sector debe actuar de manera responsable ante este aluvión de turistas que ya comenzó, y que se espera que continúe en aumento. Debemos ser mejores que antes, y debemos aprender también, de los errores ajenos. Europa y Asia, marcan un aumento cíclico de casos de personas con coronavirus al iniciar el otoño. Y si bien, el porcentaje de vacunados en países de esos continentes, es en la mayoría de los casos, muy inferior al nuestro (lo cual debería encontrarnos más fuertes frente a las nuevas olas de contagios), no debemos bajar la guardia; debemos, por el contrario, prepararnos con antelación y reforzar los cuidados para proteger a nuestra gente y a nuestros visitantes.

 

El Turismo misionero supo crecer sostenidamente, un 8% interanual durante la última década. Luego, la pandemia golpeó sin piedad al ejido social que se había construido alrededor del Turismo. Cerca de cien mil misioneros y misioneras, vivían del turismo. Durante casi un año y medio, su fuente de ingresos se vio primero anulada, y luego sesgada a raíz de las restricciones persistentes.

 

Hoy, más que nuca, debemos tener la capacidad de mirar hacia atrás a la vez que miramos hacia el futuro; evitar errores que nos hagan retroceder en lo que tanto nos costó conseguir. Y sobre todo, cuidarnos los unos a los otros, en el sentido más amplio que cada uno pueda darle a esta expresión.

 

 

(*) Ministro de Turismo del Gobierno de Misiones

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