Tecnología: Trabajar desde la virtualidad «y que la conexión te acompañe”
Sin duda el ingreso abrupto en la virtualidad fue uno de los beneficios no buscados de la cuarentena. En ese ámbito, hay profesiones en las que se puso en evidencia que la presencia física no es necesaria, otras que se vieron forzadas a intentar nuevas maneras, y algunas en las que –alcohol en gel mediante- poco y nada ha cambiado.
Hay áreas laborales en las que la cuarentena solo vino a blanquear que la escena del trabajador a la vista del jefe, en una oficina ya pasó a ser una antigüedad. Ocurre en la comunicación en general (prensa, diseño gráfico o digital o manejo de redes) los servicios de asesoría de cualquier rubro, como también en algunas profesiones ligadas al arte.
Son funciones en las que -una vez establecidas las pautas de la tarea- la presencia física no cambia nada. La pandemia en todo caso, vino a dejarlo más que claro. Eso ocurrió inclusive en un sector reacio a los cambios, como la administración pública. Algunos sectores se manejan de manera remota y muy efectivamente, con el adecuado monitoreo.
“Está bueno reunirse y verse la cara algunos días a la semana. Pero luego, para trabajar no es en absoluto necesario estar en el mismo espacio”, cuenta un diseñador que también se ocupa de manejar las redes en un área pública.
“Yo hace tiempo que trabajo en forma remota. A mí la virtualidad no me cambió nada”, dice Maco Pacheco, ilustrador y dibujante, que hace años realiza trabajos a pedido a clientes de otras provincias y otros países.
“Nosotros implementamos el teletrabajo sólo en la cuarentena estricta. Pusimos un programa para trabajar desde la casa usando el servidor de la empresa, y así nos manejamos en ese tiempo. Hoy ya no”, cuenta Anibal Manevi, de Rima Inmobiliaria.
En Capital Federal, las inmobiliarias tuvieron que reinventar las formas de generar las visitas a propiedades en alquiler, usando videos o citas vía zoom. Según Manevi, eso no pasó en la provincia, hasta donde él conoce. “Si, como siempre, nos ocupamos de tener buenas imágenes de las propiedades que manejamos. Eso puede servir para orientar, sobre todo en lo que se alquila. Porque quien va a comprar, quiere visitar el territorio”.
“Lo que sí percibo que es algo que vino para quedarse es la gestión de muchos trámites de manera virtual. La gente prefiere pagar o que le paguemos por billetera virtual o transferencia. Y no tener que trasladarse para esas cosas, facilita mucho la vida”.
El sector sin opciones
Otro sector que entró a trompicones en la virtualidad fue el docente. Más allá de la cuestión pedagógica -un mundo aparte- las instituciones educativas privadas tienen su aspecto empresarial, que las llevó a buscar la forma de adaptarse rápidamente. “Nosotros no tuvimos opción y funcionar en la virtualidad fue la única salida”, explica alguien relacionado a una universidad privada con sede en Posadas. “Si la virtualidad vino para quedarse, no lo sé. Pero personalmente espero que avancemos hacia algo mixto. Hay muchas cosas que se pueden hacer virtualmente y son hasta más fáciles. Pero en la parte pedagógica, el contacto con el profesor y con los pares son condimentos esenciales del aprendizaje y la formación, no creo que se puedan reemplazar por algo mejor. Sí, quizás, trabajar en grupos más reducidos”.
Desarrollo personal vía zoom
Por otra parte, profesiones habitualmente relacionadas al contacto físico y la proximidad afectiva… se quedaron sólo con la segunda parte de la ecuación y pusieron allí todas las fichas.
Sorprendidos por la pandemia, los suaminis Eda León y Darío Feltan en marzo cerraron abruptamente las puertas de Anauel Todoarte, un centro de yoga con flujo constante de gente por clases, formaciones o talleres de masaje “kandou”. Sin embargo, a medida que la cuarentena se fue extendiendo… se empezaron a amigar con la tecnología, “con el empujón de los hijos, que nos fueron mostrando el modo”. Empezaron a dar clases abiertas por plataforma de Facebook y otras… y pronto se dieron cuenta de que la virtualidad les abría las puertas de espacios a los que no habían soñado llegar aún. Así, terminaron las formaciones de instructores y profesores previstas para este año y están dictando talleres y clínicas a interesados de la provincia, pero también de Buenos Aires, México, Brasil, España… “Es increíble cómo se agudizan los sentidos para percibir al otro… de la forma en que se puede hacer ese contacto”, afirma la yogacharya Eda León.
“No había usado la herramienta virtual hasta este año, y me sorprendí de que se puede trabajar igual a través de pantallas”, dice Marileni Muñoz, médica pediatra y especialista en constelaciones familiares…
Una terapia en la que la se “lee” una situación equis a través de la ubicación espacial que asuman los actores. “La conexión con el campo (mórfico) del consultante se puede establecer igual, no importa la distancia”, asegura.
“Estaba trabajando mucho con gente de Encarnación, Paraguay”, cuenta Diego Giudice, biodecodificador. “Al cerrarse las fronteras seguimos vía zoom… lo más bien”, asegura.
Sin dudas la pandemia cerró las puertas del vecino… y la virtualidad las abrió al mundo. “Cuando todo esto pase”, será interesante tener sistemas de trabajo mixtos, que aprovechen lo mejor de dos mundos: El alcance de lo virtual… y la calidez del contacto con otros seres humanos, cuando podamos elegirlo.
Por el momento, solo nos queda desear a los trabajadores “que la conexión (a internet) nos acompañe…” y podamos entregar el trabajo en el plazo establecido.