Balance y perspectivas para la economía de Misiones al 2019
Escribe: Gerardo Alonso Schwarz (*)
Sin dudas el año 2018 se ha destacado por la gran cantidad de noticias y cambios económicos que se sucedieron, especialmente a partir de mayo, cuando se inició la corrida cambiaria (que afortunadamente no implicó una corrida bancaria) que generó una serie de cambios en las políticas monetarias y fiscales.
Los fenómenos internacionales, que afectaron a todos los países emergentes del mundo (como la suba de tasas de interés en Estados Unidos a partir de mayo y la corrección que está teniendo la bolsa de valores en Wall Street) tuvieron en la Argentina un efecto mucho mayor que en otros países debido a la alta necesidad de financiamiento externo para el gasto público nacional, a una muy mala cosecha (que implicó una brusca caída en el ingreso de divisas por exportaciones y en la recaudación por retenciones) y a otras medidas que mantenían en valores muy altos el riesgo país de la Argentina.
De esta manera, se fue gestando la corrida cambiaria, la caída de la actividad económica y una aceleración de la inflación.
Los consecuentes cambios de política económica implicaron políticas monetarias sucesivamente más restrictivas, una aceleración del proceso de reformas diseñadas para lograr el equilibrio fiscal a corto plazo y la solicitud de ayuda al Fondo Monetario Internacional para acceder a un financiamiento a tasas menores a las existentes en el mercado.
De esta forma, se aceleró el programa económico (dejando de lado el denominado “gradualismo”) implicando en primer lugar una fuerte disminución de las obras públicas (si bien se continuaron la ya iniciadas, hubo un fuerte freno a nuevas licitaciones) lo cual generó claramente un impacto en el sector de la construcción, con el efecto derrame que esto implicó en la economía nacional.
Estas noticias generaron que lleguemos a fin de año con una inflación anual cercana a un 48% y con una contracción anual de la actividad económica que ya alcanzó un 1,5% en septiembre (último mes con información disponible).
A su vez, también se observa que en el sector fiscal entre 2015 y 2018 hubo un importante crecimiento de la transferencia de recursos nacionales a las provincias (creciendo un 19% en términos reales o sobre la inflación) mientras que los recursos administrados por el gobierno nacional sufrieron una caída del 10% en términos reales, dejando consecuentemente en una situación fiscal mucho más holgada a las provincias que a la nación (mientas que hasta 2016 había 21 provincias con déficit fiscal, hoy sólo 4 se encuentran en esta situación).
Dentro de este marco, el sector público provincial de Misiones para el año que viene prevé (a través del presupuesto) un incremento nominal en el gasto público de un 25% (apenas en línea con la inflación proyectada en los escenarios más optimistas), con incrementos en gastos de personal de un 23% y en la inversión pública del orden de un 18% en términos nominales. Si bien, como se mencionó anteriormente la situación fiscal de la provincia es más holgada que la de Nación, estos datos nos muestran que el sector fiscal provincial no generará grandes impulsos a la economía de Misiones.
A su vez, la suba de tasas de interés también generó un fuerte impacto en el inicio de nuevas obras y de inversiones (tanto nuevas como de ampliaciones ya programadas). Este limitante al financiamiento generó hasta el momento una caída de un 5% en términos reales en la inversión en Misiones, una tendencia que difícilmente cambie hasta que no haya una fuerte reducción en el costo del crédito.
De esta manera, observamos como el desempleo en la ciudad de Posadas asciende al 2,5% (mientras a nivel nacional los valores alcanzan el 9,6%), lo cual implica que, si bien no hubo un pérdida importante en puestos de trabajo, los salarios han registrado una pérdida de poder adquisitivo (con una suba nominal que alcanza sólo el 25%).
Dentro de este marco, se observa que el nuevo escenario, con cambio de precios relativos y la modificación del tipo de cambio ha beneficiado claramente a tres sectores de la provincia de Misiones (dada su condición de economía altamente integrada al comercio formal e informal con los países vecinos): el sector exportador formal de la provincia, el sector turístico y el sector del comercio minorista en las ciudades fronterizas. Estos serán los sectores de los que podremos recibir buenas noticias el año entrante, ya que tienen el potencial de impulsar la economía regional en el nuevo contexto.
El sector exportador comenzó a recuperarse en 2018 con algunos productos registrando fuertes incrementos en las ventas internacionales, como Yerba Mate (+25%) y Madera Aserrada (+35%). Este fenómeno es probable que se extienda a gran parte de los sectores exportadores.
El sector turístico se ha beneficiado fuertemente ya desde inicios de 2018 con la política nacional de habilitación de nuevas aerolíneas y nuevas rutas, con lo cual se observa que la cantidad de pasajeros transportados en el aeropuerto de Posadas creció el 36 y en Iguazú (aún con la remodelación llevada adelante) ya creció un 5%. A esto debemos sumar las noticias de nuevas inversiones hoteleras en la región, con lo cual no hay dudas de que el crecimiento continuará.
En el caso del comercio en ciudades fronterizas, el cambio de precios relativos ha desalentado a los argentinos a consumir en Paraguay y Brasil, lo cual sin dudas es una buena noticia para los comerciantes de la región (paliando en parte la caída del poder adquisitivo de los salarios).
Sumado a esto, cabe mencionar que se espera para el año entrante que tanto Paraguay como Brasil continúen creciendo (+4% y +2% respectivamente), con lo cual es posible esperar que vuelvan nacionales de estos países a pasear por nuestra provincia en búsqueda de productos y servicios locales.
Otro sector con indicadores interesantes es el de la construcción, debido a que la caída de la construcción pública registrada a partir de 2015 en todo el NEA implicó un cambio interesante en la estrategia de muchas empresas constructoras, que han buscado mantener la actividad (si bien aún muy lejos de los niveles previos) a través del desarrollo de proyectos inmobiliarios privados (la superficie autorizada a construir está creciendo a un ritmo del 30% en Posadas y 25% en Oberá).
Finalmente, la dinámica económica de la provincia dependerá del éxito del proceso de estabilización a nivel nacional (más allá de algunos sectores que claramente están creciendo debido al nuevo contexto y a políticas estratégicas para la región). Es clave la reducción de la tasa de interés y de la inflación, así como también una mayor previsión en el tipo de cambio esperado, para volver a crecer y hacer sustentable este crecimiento.
(*) Economista. Investigador Jefe IERAL NEA