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Optimismo mesurado en un contexto de incertidumbre
2019 no fue el año de la recuperación que pronosticaron los voceros del anterior oficialismo nacional. Fue más bien la continuidad de la crisis que inició en la primera mitad de 2018. A la fragilidad de una economía endeble en sus fundamentos y poco confiable se sumó un contexto externo un poco más hostil y la incertidumbre política que generó un proceso electoral no exento de sorpresas.Inflación, consumo, poder adquisitivo de los salarios, empleo, endeudamiento, actividad económica, pobreza, prácticamente todos los indicadores con los que se mide el desempeño de la economía se deterioraron a lo largo del año y con ellos la calidad de vida de los argentinos. Salvo actividades puntuales beneficiadas por decisiones políticas como las energéticas, el único sector que gozó de un contexto favorable para hacer buenos negocios volvió a ser el financiero. A todos los demás les tocó aguantar a la espera de tiempos mejores.
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