En 2019 iniciarán las obras de construcción de la usina eléctrica de biomasa forestal MM Bioenergía en Cerro Azul

El proyecto prevé instalar una planta de generación de energía de fuente de residuos forestales en un lote que adquirieron sobre la Ruta Nac. 14. Demandará una inversión superior a los US$ 7 millones y proveerá de electricidad al sistema interconectado nacional a través de CAMMESA. En octubre firmaron el contrato de compromiso y el próximo año inician las obras. El presidente de Molino Matilde SA, René Mangiaterra, y el intendente de la Municipalidad de Cerro Azul, Gaspar Dudek, compartieron sus expectativas e impacto que esperan para el desarrollo local de la zona en una entrevista con Visión Misionera.

Por Patricia Escobar 

 

Molino Matilde SA es una Pyme familiar cuyo origen se remonta como molino ha­rinero desde fines del siglo XIX (en el año 1892 precisamente). Tiene una trayectoria empresaria en el país de 120 años. El molino está situado en la localidad de Estación Matilde, en el centro-este de la provincia de Santa Fe.







 

En la entrevista, el empresario se refirió al proyecto de inversión que se estima superará los US$ 7 millones y proveerá energía a la red a través del sistema interconectado nacional de CAMMESA durante 20 años, según el contrato firmado el 5 de octubre de 2018, en el marco del  Programa de Energías Renovables (RenovAr, Ronda 2).

 

Las obras de construcción de la usina iniciarán en 2019. La planta industrial tendrá una capacidad de 3,3 megavatios (MW) de producción de energía a partir del aprovechamiento de subproductos de plantaciones forestales y aserraderos de la zona de Cerro Azul. La usina se instalará en un lote que compra­ron sobre la Ruta 14 y a pocos kilómetros de la zona urbana de la localidad mencio­nada.

 

El proyecto tiene indicadores que van en línea con los Objetivos de Desarrollo Sos­tenible (ODS) globales y locales: genera­rá empleo en forma directa e indirecta, se abastecerá de terceros con materia pri­ma de un recurso renovable movilizando la economía, mejorará la calidad de vida de la zona al garantizar el abastecimiento de energía eléctrica, aportará a la reduc­ción de la contaminación ambiental, entre otros puntos que fueron destacados por el empresario y el intendente de la localidad.

 

 

 

¿Qué motivó a Molino Matilde a invertir en energía renovable en Misiones?

RM: El desarrollo en el país en energías re­novables se enmarca en los compromisos internacionales adoptados por el Gobier­no Nacional para mitigar y generar energía aportando al Cambio Climático.

En la Argentina, toda empresa que use más de 300 kw hora hasta el año 2025, de­berá utilizar en un 20% de fuente de ener­gía renovable: eólica, biogás, biomasa fo­restal, solar.

Molino Matilde tiene en Santa Fe su fábri­ca, y nos encontramos con la necesidad de estudiar el tema para avanzar en un pro­yecto de inversión.

La Ley Nac. 27.791 establece la promoción del uso de energías renovables que apunta a cambiar la matriz energética del país en los próximos años. En el marco de esta normativa nacional, el gobierno promueve la producción del sector privado en energías renovables, que compraría CAMMESA. En ese marco, también desde el Estado se compromete a las empresas privadas a utilizar un porcentaje de esta generación propia de energía para su uso industrial. Es decir, a partir de las promociones del Estado Nacional y el Programa RenovAr fue que nos decidimos por este proyecto.

 

En Misiones, teníamos forestaciones. Por ello, lo primero que hicimos fue ir a la Coope­rativa Eléctrica de L. N. Alem, y en ese mo­mento surgió claramente el problema so­bre las limitaciones que se tiene en la zona al final de línea de energía. Fue entonces que evaluamos la posibilidad de que la central se construya estratégicamente en­tre Alem y Cerro Azul, y así avanzamos en la compra de un lote sobre la ruta 14 entre ambos municipios.

 

Al tiempo me presenté en la Municipali­dad de Cerro Azul y conocí al intendente Gaspar Dudek, que desde ese momento comenzó a trabajar para apoyar a la con­creción del Proyecto de MM Bioenergía, y el apoyo local es fundamental para dar cada paso en este tipo de proyectos.

 

Molino Matilde comenzó a trabajar en fo­restación en 2007, con socios de la empre­sa que decidimos invertir en el sector en la provincia y en la actualidad tenemos pla­nes forestales en localidades como 25 de mayo, Almafuerte, Arroyo del Medio y Ce­rro Azul, entre otros lugares. El patrimonio actual forestado alcanza a una superficie de 600 hectáreas, entre pino y eucalipto.

 

Para diferentes requisitos tuvimos que hacer trá­mites, y siempre el municipio nos acompa­ñó. Fueron varios los permisos solicitados como empresa exclusiva de producción de energía en la zona y para abastecer a CAM­MESA, y para ello Molino Matilde creó una nueva sociedad que será la que venderá a la red nacional.

El consumo estimado para la planta es de 50 mil toneladas por año de residuos forestales (raleos, chip y desechos forestales de los aserraderos de la zona)

Lógicamente, la central de energía subi­rá energía a la red nacional y ésta la redistribuirá para el consumo de Cerro Azul, lo que permitirá así revertir el déficit energético actual.

 

GD: MM Bioenergia generará 3.3 MW, lo que responderá al consumo aproximado de Cerro Azul. Hoy se corta la energía cuando se instala un aire acondicionado, o las industrias están limitadas en su crecimiento, no pueden planificar algún posible aumento de su capacidad de producción porque están li­mitados con el consumo de la energía eléctrica. Hoy la mayoría de los aserraderos suplen la falta de energía con una alternativa cara y contaminante.

Es decir, la falta de energía impide el cre­cimiento de la industria local, por lo tanto, el funcionamiento de MM Bioenergía podrá aportar algunas soluciones al desarrollo local.

 

¿Cómo fue el proceso licitatorio y la fir­ma de contrato con CAMMESA?

RM: Para llegar al 2019 con el inicio de las obras de la planta, en el marco del Renovar 2 la verdad es que se pasó un período de dos años con muchas situaciones com­plejas, algunos dolores de cabeza ante los cambios de escenario que afectaron la pla­nificación financiera inicial del proyecto, entre otros requisitos tediosos que se fue­ron presentado a medida que se avanza­ba en el proceso de un proyecto que tiene por característica la demanda de inversio­nes voluminosas en sus distintas etapas.

 

No es nuestro negocio las energías reno­vables y como empresa tampoco tenía­mos una necesidad imperiosa de con­cretar esta inversión, la realidad es que estamos comprometidos con el desarrollo de la comunidad local y el objetivo perso­nal es lograr que todos tengan una mejor calidad de vida en la zona.

 

En lo familiar, he tomado la decisión de instalarme en la provincia, con mi esposa ya estamos viviendo en Alem –viajo a San­ta Fe algunas semanas al mes- y pronto mi hijo más pequeño deberá comenzar la es­cuela primaria, por lo que ya me decidí echar raí­ces en Misiones.

 

Cuando hablamos de renovables, son in­versiones grandes y es otro costo. Pero si comparamos, cuando vienen al país interesados extranjeros (asiáticos, nor­teamericanos o europeos) con proyectos de inversión de energía de fuente solar o eólica, que suplanta con ello la energía de combustibles fósiles, se debe tener en cuenta que solo producen en horarios determinados y no generan fuente de trabajo, tampoco son proyectos factibles para to­das las regiones, como sí lo son la de biomasa o biogás.

 

Si bien estas dos últimas son de mayor costo para el Estado, otorga otros beneficios. El origen de estas inversiones ya es diferente al resto de las alternativas, son proyectos de empresas nacionales que se dedican en su negocio a otra cosa, pero deciden encarar un pro­yecto de inversión de energía renovable, disponen de la materia prima, por lo que la logística es más favorable, generan mano de obra local, entre otros factores.

 

¿Y para el funcionamiento de la planta se abastecen de terceros?

RM: Si. Este fue otro complejo proceso para la firma del contrato con CAMMESA, ya que es un requisito presentar los acuerdos de largo plazo que garanticen el abastecimiento.

Con la intervención del Municipio se logró el vin­culo de confianza necesario con los aserra­deros y forestadores de la zona para sellar un compromiso de 20 años para garantizar la entrega del chip para el funcionamiento de la planta.

 

De la zona, fueron 7 contratos firmados que también presentamos en la licitación. El 40% se abastecerá de tercero, y el 60% es abastecimiento propio de las plantacio­nes que tiene la empresa en la zona entre Almafuerte, 25 de Mayo, Cerro Azul, Dos Arroyo, entre otras.

 

El financiamiento fue lo más difícil de de­finir en este proceso para estos proyectos -incluso hay iniciativas que pueden quedar en el camino- frente a los cambios econó­micos del último año en el país. ¿Cómo in­versores, como sortearon este aspecto y cómo impacto en sus decisiones?

RM: La Nación, en el marco de promocionar las energías renovables, lanzo a través del Banco Bice una línea de financiación para estos proyectos, con los mismos requisitos para cualquier crédito, y otorgando hasta un 70% de la inversión sin impuestos.

 

Por lo que aún le queda a la empresa una inversión de capitales importantes para el proyecto. Pero nuestra actividad principal es la molinería, tenemos 126 años en el mer­cado argentino, y sufrió algunos problemas financieros.

 

Para que se entienda, vendemos harinas a clien­tes de hace muchos años. Esta mercadería que uno le vende a los panaderos, se ven­de con pagos a 30 días, y la materia prima tiene un precio en dólares, es un commodities.

 

La materia prima paso en pocos meses a valer el doble o más. De mayo a julio se registraron saltos económicos que impactaron en el precio de costo de producción de trigo que se duplicó o triplicó, y toda la cadena se vio afectada, lo que nos generó un problema financiero a nosotros y endeudó a nuestros clientes.

 

El capital de trabajo del Molino, el dinero circulante de la empresa debió ser coloca­do en cuenta corriente, más o menos un millón y medio de dólares. Si bien segui­mos sólidos como empresa, no estamos frente a un pro­blema económico, sino financiero.

 

De todas formas, seguimos en carrera con el proyecto de biomasa, después de la ad­judicación de los pliegos licitatorios, el 5 de octubre firmamos el contrato de compromiso con CAM­MESA. Los números son ajustados, pero este año hemos comprado el lote en Ce­rro Azul, con buen acceso sobre Ruta 14, y tenemos previsto iniciar las obras de cons­trucción de la planta en 2019.

 

Esperamos, que al igual que el proyecto de Pindo Eco-Energía de Puerto Esperan­za, una vez que la planta este en marcha, el gobierno de Misiones también nos apoye con el aval de una exención de impuestos para el pro­yecto de generación de energía en Cerro Azul.

 

 

DG: Este proyecto es el broche de «oro» para nuestro municipio, que busca alinearse a los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) globales para ser declarada una “Ciudad Sustentable” en el tiempo. Este proyecto cumple con todos estos indicadores, ge­nerará un gran impacto positivo en la lo­calidad, con nuevo empleos, mitigación ambiental y mejor calidad de vida para la gente de la comunidad.

Veníamos trabajando en esta línea, nos cuesta avanzar, no tenemos a veces todos los profesionales que necesitamos para crecer con mayor rapidez, pero justo llegó el proyecto de bioenergía y nos dio un empujón.

Apostamos fuerte a lograr concretar este proyecto porque de alguna manera, estamos incluso más interesados que la propia empresa que esto se concrete, porque movilizará en forma directa e indirecta muchas fuentes de trabajo, entre otros beneficios que recibirán toda la zona con la generación de energía.

 

Comience a tipear y presiones Enter para buscar